Las alteraciones del comportamiento y la conducta de inicio en la infancia son problemas frecuentes y constituyen un motivo de atención habitual que requiere evaluación especializada por neuropediatria. Su prevalencia ha ido en incremento en los últimos años, con reportes recientes de hasta el 8% para niños y 4% para las niñas entre 5 – 10 años de edad. En adolescentes, esta prevalencia se sitúa entre 1.5% y un 3.4%.

Es importante, destacar lo que entendemos por comportamiento y conducta, el conocer ello nos orientará a poder comprender la importancia de la evaluación en un determinado momento y ambiente específico para el niño o adolescente.

El comportamiento es el conglomerado de acciones que el individuo ejerce sobre el medio exterior inmediato que le rodea, con el propósito de alterar su estado y/o su propia situación actual con respecto a ese medio. Se conceptualiza el comportamiento como toda acción de un ser que genere un cambio en el entorno inmediato o inclusive en sus habilidades propias con respecto a él mismo.

La conducta es el modo de comportarse de determinado sujeto e implica la existencia de guía, es decir el comportamiento se modela de acuerdo con el entorno, la sociedad y los estímulos que recibe cada persona de manera individual hasta crear patrones de comportamientos estables.

Es por ello de vital importancia, la evaluación individualizada de cada niño o adolescente con dichas alteraciones o problemas por el especialista en neuropediatria, quien con base en el conocimiento del comportamiento usual a cada grupo de edad brindará un abordaje integral.